El debate se centra en si es útil
o no la televisión pública y de cual debería ser el modelo mas acertado de
esta. Casi todo el mundo coincide en que es necesaria porque ofrece una
información no manipulada por intereses económicos etc. Vemos la televisión
pública como un “arma” para luchar
contra esos grupos de comunicación que monopolizan las televisiones.
Pero si somos un poco realistas
sabemos que esta influenciada por otros intereses, que en este caso son políticos
y provocan lo mismo, que recibas una información no se si decir alterada pero
si bastante seleccionada o interpretada de cierta manera.
Y aquí es donde hay que
reflexionar. Para que gastar dinero en una televisión publica que no cumple su
función, una televisión publica dominada por el amiguismo que cambia cada
cuatro años dependiendo de quien gobierne y que trata la información de
diferente manera dependiendo también de quien ostenta el poder.
Desde hace mucho tiempo hemos
visto como la televisión pública española gastaba millones en derechos de
futbol, en corridas de toros, en programas carísimos de humor y en multitud de
cosas que resultan innecesarias y deberían estar en manos de las televisiones
privadas que decidan comprar dichos derechos.
Personalmente no creo que la televisión publica tenga que producir
beneficios o generar costes, creo que debe limitarse a mantener al pueblo
informado y educado acerca de la situación economía, social y política del país
para que el ciudadano pueda contar con toda la información a la hora de votar o
tomar cualquier decisión que pueda afectar a sus condiciones de vida y para eso
es fundamental alejarla del control de los políticos o empresas privadas y
dejarla en manos de profesionales que sean capaces de dar información veraz y
de calidad alejada lo más posible (personalmente pienso que del todo es
imposible) de intereses personales. Y mucho menos quiero una televisión pública
que entre en las absurdas guerras de las audiencias con programas como Corazón
Corazón o Gente, programas absurdos llenos de noticias de sucesos y prensa rosa
que no cumplen absolutamente ninguna función social.
Con los contenidos de la
televisión privada no me meto porque me resultan totalmente indiferentes me
basta con no poner determinadas cadenas pero entiendo que dentro de unos
limites debe existir todo tipo de programación y a partir de ahí entra la capacidad de elección de la gente,
pero la televisión publica debería ser también un altavoz del pueblo donde sus
quejas y sus opiniones sean escuchadas mas allá de cuando hay campaña electoral
y se permite hacer minipreguntas a los candidatos.
Y si ya nos metemos en la
cantidad ingente de televisiones autonómicas formadas por consejos que son
elegidos a dedo por los políticos y que viven de subvenciones publicas,
televisiones que la mayoría no ve nadie y que desde que empezaron a surgir en
los 80 hasta nuestros días en la mayoría de casos se ha podido ir observando
una degeneración en sus contenidos y su información, la incomprensión es
todavía mayor.